Saturday, December 6, 2008

Cronica Xtrema

Desde hace tiempo, habia tenido una inquietud muy grande respecto a hacer cosas extremas; hace una semana realicé una que es el sueño de la mayoria: Volar.
Fué curioso, se planeó en media hora y fué tomar una decisión en el momento; esto debido a que el motivo del "brinco" (sin albur) era para festejar el cumpleaños de dos amigas que quiero mucho. El caso es que la cita era el 29 de noviembre de 2008 antes de mediodia en Tequesquitengo, Morelos; desde temprano el nerviosismo se hacia notar, mi madre estaba aqui así como una amiga de ella, quienes nos acompañaron a tal odisea. La ansiedad estaba en el aire, todos teniamos una mezcla extraña entre emocion, nervios y para algunos, fué romper con muchas cosas del pasado.
Llegamos a Teques (como comunmente lo denominan) al mediodia, todo estaba listo, llenamos nuestras hojas de registro así como de responsiva, aun recuerdo la cara de mi madre entre preocupada y emocionada, luego vendria la espera, una espera que se prolongó media hora aproximadamente. Llegó nuestro turno, poco a poco veiamos como preparaban a nuestro grupo para saltar: arneses, una pequeña lección de los movimientos que realizariamos en el airem así como lo básico para aterrizar. Los primeros que se fueron tenian una cara de espanto que no podian con ella; luego seguia yo, mi instructor cuestionó si queria que fuera más emocionante, a lo cual asentí y me propuso que dieramos dos vueltas en el aire, mi adrenalina se disparó al mil porciento. Al subir a la avioneta sentí una sensación de libertad que me llenó de ánimo, una libertad que solo consigues al estar bien contigo mismo y tener en orden lo que te rodea, llegar a tu equilibrio. Al estar a diez mil pies sobre la tierra, llegó la instrucción, se abrió la puerta...sabia que no habia vuelta atras...revisamos que todo estuviera en orden...quedo colgado literal del cuerpo del instructor y a la cuenta de tres....la sensación de vacio, emocion, adrenalina, el ruido del aire en la cara, los cuarenta segundos mas emocionantes hasta el momento vividos que parecieron dos...Luego se abre el paracaidas y la calma total...llegó un momento en que la única sensación era el vacio y el silencio, ese silencio que se disfruta, que te llena y te hace sentir pleno...La adrenalina seguia en su nivel más alto, dimos algunas vueltas en el aire y nos preparamos para el aterrizaje. Fué un buen aterrizaje, la emocion y el descanso se hicieron presentes, nos abrazamos todos y lo mejor fué ver la cara de mi madre plena al ver a su hijo bien.
Lo mejor de la experiencia fué que al subir al avión era una persona que traiga cargando algunas cosas sobre tu espalda, al bajar sentí que dejé todas aquellas preocupaciones y sobre todo, el pasado. Sin duda alguna, volveré a repetirlo.

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